Poca gente admite de buen grado que tiene genio. Mal genio, se entiende. A todos nos gusta aparentar que somos los adalides de la comprensión y el buen royo, y que sólo nos salimos de nuestras casillas porque nos provocan y, por tanto, no es responsabilidad nuestra. Eso nos deja la conciencia más tranquila y podemos dormir mejor, porque vivimos más a gusto con nosotros mismos si creemos ser buenos.
Pero no nos engañemos. Todos lo tenemos. El genio, bueno o malo, es parte de cada uno. No mostrarlo limita la capacidad de que dispone el resto de la gente de conocernos completamente: hay una puerta que no se ha abierto y que no permite ver qué hay al otro lado. A pesar de estar completamente de acuerdo con este razonamiento, que por otra parte es de lo más lógico, me resisto a dejarme llevar por los impulsos y siempre intento observar y pensar antes de reaccionar. Puede que limite en cierta forma lo que los demás conocen de mí, pero yo sí que reconozco mi genio. Y no es de los mejores, la verdad...
El otro día lo comprobé. Tenía cita con el médico de la Seguridad Social, la horda temida de las SS. La médico responde a las iniciales de C.O. Aspecto de niña pija, con gafitas, pelo rubio liso, aspecto de no haber roto nunca un plato, y en realidad esconde a la imbécil mayor del reino. Vayamos con el relato.
La cita era a las 19.15, nada importante, creo. Nada de gripe ni salmonela veraniega ni otros apechusques varios. El caso es que llegué tarde, cómo no, pero sin dramas, a las 19.30. Como había gente esperando, educadamente esperé a que pasaran todos y finalmente entré en la consulta: 20.10. Craso error, como comprobaría enseguida.
- Hola, soy JM, tenía una cita a las 19.15
- Ah, pasa, pero lo que sea cuéntamelo rapidito, porque ya tenía que haberme ido
??????????? Puede que se me quedara cara de pasmo, pero no reparé en ello. Seguimos.
- Disculpa por el retraso, pero el tráfico....
- Pero yo estoy aquí, y si el paciente llega tarde no es culpa del doctor
- Ya, y por eso me he esperado hasta que han pasado todos los pacientes -mi tono de voz un poco más duro
- No es para para ponerse borde, símplemente te indico que estoy fuera de mi horario
- No creo que me me esté poniendo borde, he llegado a las 19.30 y no ha salido nadie para indicarme si debía pasar o no, sino que simplemente he esperado a que pasaran todos los pacientes que esperaban
- ¡Esta situación no me está gustando nada!
Aquí es donde algo hizo ¡click! en mi cabeza
- Pues mira guapa, ya te puedes ir a casa. Ahora mismo voy a que me vea otro médico -le solté. Recogí mis cosas y salí. Justo antes de cerrar la puerta, me soltó con un tono bastante despectivo:
- Justo cuando bajes, a la derecha puedes realizar el cambio inmediatamente y sin problemas
Estoy convencido de que el portazo que dí se escuchó a varios kilómetros a la redonda, como poco. Nada más llegar a la entrada del consultorio, solicité un cambio de médico, una nueva cita (al día siguiente) y salí de allí.
Nada más lejos de mi intención el querer sacar conclusiones que afecten a todos los médicos de la Seguridad Social, y menos a partir de la experiencia que una sola persona puede tener con semejante gilipollas. Pero en su caso creo que esta niña nació con vocación de funcionaria, y como se le daban bien los estidios, le dio por estudiar Medicina, pero sin abandonar su nirvana, consistente en aflojar la mano y que se caiga el bolígrafo al suelo con la última campanada del reloj que avisa de la hora de salida.
lunes, 22 de junio de 2009
El regreso de las SS
viernes, 8 de mayo de 2009
Coming back again...
Cierto es que este blog no lleva el ritmo de publicaciones de los otros, pero últimamente clamaba al cielo que no le hubiera dedicado ni quince míseros minutos para contar mis últimas batallitas, que aunque no sean especialmente épicas, siempre intento que suenen divertidas.
Hice de anfitrión de unos amigos de Valencia durante la Semana Santa. Después de la costumbre de huir a mi tierra desde donde quiera que me encontrara en cuanto se juntaban más de tres o cuatro días de asueto, me sonaba exótico eso de hospedar a unos amigos de los de toda la vida, que son los que importan.
Fuimos a pasar un día a Toledo, que ya conocíamos todos, pero donde siempre es una gozada volver, independientemente del motivo. Lo que más llamó la atención fue que la Semana de Pasión se vive de una forma mucho más intensa en el interior que en Valencia. Me explico, aparte de que ni mis amigos ni yo somos religiosos (ojo, no confundir no-religiosos o ateos con anticlericales, que se usan como sinónimos y se parecen como un huevo y una castaña, pero eso para otro día), hay que decir que en Valencia cualquier fiesta del tipo que sea, religiosa o no, tiene tintes de juerga total tamaño maxi. La celebración más "famosa" de la Semana Santa en Valencia es la que se realiza en los barrios cercanos al puerto y la playa, y no le llega ni a los tobillos a las de Sevilla, por decir algún ejemplo que todo el mundo conozca. Podeis encontrar información aquí o aquí.
Lo importante en estas cosas es siempre lo que no se cuenta en los sitios oficiales, y chascarrillos y batallitas hay para parar un tren, incluso dejando aparte la tajada que llevan gran parte de los penitentes. Un año coincidió la Semana Santa demasiado cerca de las Fallas, y cuando al Cardenal de Valencia se le ocurrió la feliz idea de que, en señal de recogimiento y penitencia se debían cancelar las Fallas, casi arde Troya. También es notorio que casi todas las cofradías presenten a su Salomé cuando se sabe que sólo hubo una; el toque artístico de los atuendos de las diferentes interpretaciones de bailarina llegó a tal punto que provocó que uno de los responsables de las celebraciones de la Semana Santa en el obispado llamara a capítulo a las cofradías e impusiera unas normas mínimas de decoro y salud, que en Semana Santa aun refrescaba y con tan poca ropa la chica podía pillar un resfriado.
A quien se rasgue las vestiduras por no seguir la tradición, le diré que las tradiciones se forman por la costumbre, y la costumbre se forma por lo que la gente hace, así que por su propia definición, las tradiciones están en constante cambio y adaptación, porque la gente no hace siempre lo mismo. La confirmación del cambio constante la encontramos al día siguiente, en Madrid, donde visitamos un bar irlandés, con mucha tradición y solera de costumbres irlandesas, y en la barra no faltaban los pinchos de tortilla, los boquerones y las torrijas... ¡A eso lo llamo yo Alianza de Civilizaciones!
jueves, 5 de febrero de 2009
¿Habré viajado mucho a Emiratos?
taifa. (Del ár. clás. ta'ifah, facción).
1. f. Cada uno de los reinos en que se dividió la España árabe al disolverse el califato cordobés. Reyes de taifa.
2. f. Bando, facción.
3. f. coloq. p. us. Reunión de personas de mala vida o poco juicio. ¡Qué taifa! ¡Vaya una taifa!
Seguro que os suena el punto 1 pero no sabeis de qué, así que, para que no tengais que desempolvar los libros de EGB (los que tengais) o preguntar a vuestros hijos (los que tengais) o quedaros en la ignorancia el resto de los mortales, podeis mirar aqui. Pero este post se refiere al punto 2.... Y al 3 ¡manda caralho!
Hace no mucho tiempo, el primer día de clase de lo que prometía ser una apasionante año dedicado a convertir nuestras inmaculadas almas en descarnadas máquinas de hacer dinero, el profesor que nos daba la bienvenida nos soltó de sopetón: "Habreis leído a Maquiavelo, ¿no?." Ante la cara de estupor del 99.9% de los asistentes, continuó: "Aquí aprenderéis negocios, pero habeis entrado en el juego del poder y Maquiavelo, aunque escribió hace más de 500 años, sigue siendo la referencia para ello."
Vale, aceptamos barco. Pero cuando alquien piense que convertir una empresa en un reino de taifas es la manera de salvar su culo, que recuerde lo que estudió de crío: los reinos de taifas fueron sucesivamente barridos por los almorávides, los almohades y los reinos cristianos.
lunes, 26 de enero de 2009
Matando el tiempo
Fue hace unos 4 años cuando uno de mis profesores, muy introducido en temas de Internet y comercio electrónico, nos presentó los resultados de una encuesta sobre cuál era la característica más apreciable de Internet para el gran público en España. Mucho más valorado que la posibilidad de comunicarte con otras personas a pesar de las distancias, mucho más importante que el hecho de que te ayudaba enormemente en tu trabajo, más valioso que la búsqueda de información... Internet era un entretenimiento. Y la conclusión era obvia: nadie quiere pagar por un entretenimiento, así que el índice de penetración (siento que suene así) de Internet era de los más bajos de Europa porque la gente es reacia a pagar por un entretenimiento.
Como digo, me lo dijeron hace 4 años sobre una encuesta anterior, así que podemos estar hablando de datos de hace 6 o 7 años, por lo que no se si aquella conclusión seguirá vigente. No voy a entrar en valorar si Internet es útil o no: para mí lo es, y mucho, pero para gustos, los colores. Pero lo que no entro a discutir es que es un entretenimiento de los mejores.
Dejando aparte los miles de blogs sobre inventos estúpidos, noticias asombrosas, nuevos sites porno y demás zarandajas, he estado curioseando últimamente por un directorio de enlaces a software gratis de todo tipo, y me he maravillado con dos cosas:
- La cantidad tan increible de gente que se dedica a desarrollar estupideces
- La cantidad más increíble aun de gente que se dedica a probar las gilipolleces que otros desarrollan
- Point Motivator, permite que registres lass tareas a realizar y las puntuas al completarlas para darte ánimos
- Lunchtime, permite vota a que restaurante vas a comer con tus compañeros del trabajo
- Eurosinging, localiza información sobre los certámenes de Eurovisión
- Euro Printer, imprime dinero de juguete, como el del monopoli
- Intuition Reader, permite ejercitar nuestro sexto sentido
- Death Timer, calcula la fecha en que vas a morir
- HCM Amor, te da consejos para enamorar a los demás
- Word Morph, absurdo generador de palabras absurdas, y ya va por la versión 2.3
- Mousotron, calcula la distancia recorrida por el cursor del ratón, otro indispensable que ha evolucionado hasta la versión 5.0
- Bola azul = enlace
- Bola roja = tabla
- Bola verde = capa
- Bola violeta = imágen
- Bola amarilla = formulario
- Bola naranjas = saltos de línea y/o cita
- Bola negra = el nodo raíz
- Bola gris = todo los demás
miércoles, 14 de enero de 2009
Don't try this at home
Este lema nos avisa de que lo que vamos a ver a continuación lo realizan especialistas (o no) preparados (o no), y que no intentemos repetirlo por aquello de descalabrarse. Otras veces resulta que a los que aparecen intentando acrobacias imposibles en bicicleta o patines se les paga para que se rompan la crisma, así que allá ellos si se matan. Y entonces vemos cosas como esta, esta, esta o esta.
Pero últimamente creo que este lema debería extenderse a otros ámbitos, como durante ciertos pasajes de Gran Hermano, algunas discusiones de programas educativos como La Noria o ¿Donde estás, corazón?, muestras sublimes de la dirección que ha tomado la cultura en nuestro país. También los deportes deberían avisar de su contenido nocivo: conciénciate niño, no sirves ni para Raul ni para Casillas, así que ponte a estudiar, joder... Y ya puestos, creo que también es extensible a Bricomanía y los programas de cocina.
Por cosas del destino tenía en casa dos lámparas de exterior bastante chulas que no utilizaba por obra y gracia del alumbrado público más potente jamás visto, así que pensé en reconvertirlas en una sola para un rincón vacío de mi casa, donde el arquitecto decidió que debía haber una lámpara. El estado inicial del rincón era este:
El diseño inicial de mi criatura distaba mucho de ser ópimo. Pregunté a mi consultor-entrenador privado durante las vacaciones (mi hermano) y después de muchas explicaciones de cosas evidentes que ni se me habían pasado por la cabeza, muchas pruebas que no me gustaban, muchas advertencias del tipo veo-las-lámparas-en-el-suelo con las consiguientes respuestas no-jodas-que-tengo-parquet, llegué a un "algo" que podía realizar yo solito y que no tenía mala pinta.
No parecía complicado: un par de cortes por aquí, dos o tres tornillos por allá, taladros en la pared, y en un periquete la lámpara estaría en su sitio... ¡El domingo entero me costó! Estoy molido, con dolor de piernas, agotado mentalmente, y con resaca de ataques de ira al comprobar que lo que parece tan fácil es poco menos que tarea imposible porque por mucho que midas y remidas, si cualquier cosa se te ladea un poco, el resto no encaja. Pero a cabezota no me va a ganar una lámpara de mierda, así que aquí teneis el resultado:
lunes, 15 de diciembre de 2008
I wish you a f... Christmas!
Vivimos, nos guste o no, en un país pasional donde los haya. Cualquier opinión discrepante da pie a las más enconadas discusiones, que (sólo) a veces llegan a las manos. El fútbol, el tráfico, la política, los vecinos de la escalera, el niño coñazo del tercero, la crisis, quién vive mejor, qué coche corre más... O sea, a ver quien mea más lejos.
Con el tema de la Navidad no podía ser menos. Hay dos bandos bastante equilibrados: los navideños y los anti-navideños. O los que dicen odiar la Navidad por que es más fashion y moderno. El tercer bando que parece existir en cualquier disputa, los de ns/nc, parece que se los ha tragado la tierra. (Inciso: falta mencionar a Reyes Magos vs. Papá Noel, pero aquí si que hay quien es un chaquetero y se apunta a todo. ¡Menuda cara!. Fin inciso).
Particularmente me decanto por la opción b: no me gusta. No entro a juzgar la vertiente religiosa y/o cultural que toda fiesta tiene, porque ni soy religioso ni conozco lo suficiente la parte cultural no relacionada con el Cristianismo en general. Pero lo que sí me parece deleznable es todo el envoltorio de la celebración: el consumismo machacón, que todos odiamos pero en el que todos caemos; la fiesta-espectáculo por definición, con luces, belenes, árboles, decoración y demás; el tener que aparentar ser feliz por decreto, "porque es Navidad"; el tener que aparentar ser buena persona sólo durante unos días, "porque es Navidad"; comilonas y cenorrios por doquier, con gente que no tragas ni te soporta, pero que "porque es Navidad" se te cuelga del hombro a llorarte sus penas borracho como una cuba; el "me llena de orgullo y satisfacción" que cada uno interpreta según quiere; las campanadas, con las fiestas saca-cuartos; las galas navideñas con artistuchos del tres al cuarto, rancios, pasados, que parecen sacados de un saldo; saltos de esquí y concierto de Año Nuevo desde Viena; las cabalgatas de Reyes...
Por lo único que he mantenido un poco la ilusión es porque, tanto en Suiza como aquí en Madrid, regresaba a mi tierra y podía estar unos días de descanso más o menos estables con la familia y los amigos. Como El Almendro, aunque yo no hacía la mili todos los años. Algo es algo.
Visto como está el patio, lo menos malo que puedo decir es
¡Feliz Navidad!
Nos vemos en Enero.
martes, 18 de noviembre de 2008
¿Pulgas? ¡Pulgones!
Hay muchas frases hechas para describir mi estado: todas las hostias van al mismo carrillo; lo que no puede ser, no puede ser, y además es imposible; ya lo dijo Murphy; y una de las que últimamente más me han hecho reir: Cuando caes de culo, todos los alfileres están de punta.
La semana pasada, sin avisar (como ocurren todos los imprevistos) un neumático de mi coche pidió la jubilación anticipada. Así que, como tenía sus buenos kilómetros, cambié ese y su hermano gemelo del otro lado. En el proceso, llegué a la conclusión de que esto de la crisis no es tan grave como parece, al menos para los mecánicos. Visité dos o tres talleres, cercanos unos a otros, obteniendo la misma respuesta: "Es que vamos a cerrar de aquí a un rato, ven mañana". Fui al primero que no me dijo eso, así que ellos se lo pierden; y si pueden quedarse tranquilos perdiendo un cliente potencial, es porque la crisis no les ha dado demasiado fuerte.
La vida trascurre tranquila y relajada, el sol ilumina las frías mañanas de otoño. Parecía todo perfecto. Pero no. He aquí que, desde ayer, he ingresado en el club de damnificados por la (no-)actuación de la Ministra de Fomento, igual que media España. Intenando adelantar a un camión que no podía sobrepasar los 10 km/h por una vía de servicio (todos estos sólo sirven para chatarra), me he tragado un bache del tamaño y profundidad de una ensaladera, con tan mala suerte que una de mis ruedas nuevecitas ha dicho ¡PLOFFF! y ahi se quedó.
Por si faltaba algo, el chico de la grua que ha venido a por mí era marroquí (no problem con esto), pero le gustaba oir música árabe a todo trapo y me ha deleitado con un concierto-radiocassette hasta el taller de lo más étnico y exótico. Justo lo que necesitaba para rebajar el mosqueo... Si ya lo dice la frase: A perro apaleado, todo son... ¡Pulgones!, porque las pulgas se quedan cortas.