lunes, 23 de junio de 2008

Máquinas infernales (I)

Quiero empezar con un pequeño inciso: algo que he notado entre la gente de mi gremio es que estamos un poco verdes en lo que se refiere a la historia de la materia principal de nuestro trabajo. Un artista sabe, aunque sea poco, de Historia del Arte, un escritor sabe quién era Baudelaire sin mirar la Wiki (como yo), y un Ingeniero de Caminos es casi devoto de Cauchy. Bien, preguntadle a un informático sobre qué había antes de los '80 y conseguiréis una mirada increíble, mezcla de odio, rencor y perplejidad. Vamos, que ni puta idea.

Para los que tengais curiosidad, este es un buen libro sobre los inicios de la informática (como tratamiento de la información, no como cacharrería electrónica) allá por los inicios del siglo XX, siempre que dejemos aparte el tono mezcla de lucha-proletaria-antisistema y descubridor-de-escándalos-ocultos. Lo que inicialmente era un monstruo de varios metros cúbicos de acero con aspecto de máquina de coser inmensa, se ha convertido en un portátil monísimo que cabe en cualquier lado y que permite hacer prácticamente de todo. Es decir, en menos de un siglo ha habido una evolución increíble en la informática, y que parece no tener tope. Si algo inicialmente tan "industrial" a primera vista como un ordenador, que sirve para gestionar información, ya lo que tenemos en todas las casas a pesar del "ingente" nivel de información a gestionar en una casa (fotos, recetas, libros, o las descargas del eMule)... ¿qué pasa con las lavadoras?


Cuando compré la casa con mi ex, se empeñó en que compraramos una lavadora que durara (?). Bien, en la tienda nos aconsejaron: "Esta". Perfecto, grande, blanca, muy mona. Reconozco que, hasta ahora que me acabo de separar, me he ocupado de la lavadora lo mismo que de los agujeros negros en el espacio exterior: ambos están ahí. Punto. Llegó el día en que todo se acaba, nuestra relación también, y poco después una necesidad imperiosa hizo acto de presencia: la colada. El primer dilema llegó en la selección del programa. 8 diferentes, con/sin prelavado, estándar/corto, normal/extra de agua, 5 temperaturas y 6 niveles de revoluciones a elegir. Así a pelo, y por pura matemática, salen 1920 combinaciones. Aparte de que parece que esté pidiendo una pizza, acertar la correcta entre las 1920 posibles parece imposible. La única ayuda es que, dependiendo del programa inicial seleccionado, hay combinaciones del resto no disponibles. Aunque no tengo el cáculo hecho, supongo que saldrán sobre 100 o 200 combinaciones. Valga decir que, desde que estoy sólo, he usado 3. Mola, ¿eh?

Al principio utilicé una opción que ponía "Automático". Pensé que era como la opción "Típica" de los programas de informáticos, que sin ser perfecta, te deja hacer cosas: estaba salvado. Puse la ropa sin orden ni concierto dentro de la lavadora, modo automático, la combinación de detergente y suavizante que mi buen juicio entendió como correcta, botón de "start", y una hora y media después obtuve una masa informe de telas descoloridas a medio lavar que no me atreví a destinar a trapos por si ensuciaban más que otra cosa. Tras consulta a los próceres de la materia (mi madre) me empezó a entrar el estrés: separar la ropa por color, tono, tejido, uso, nivel de suciedad y fase de la luna; cada una con su programa, el resto sobran; si no tienes para una lavadora, puedes elegir entre esperarte, poner el programa corto o rellenar con ropa limpia del mismo tipo (?); si notas que te quedas corto de alguna prenda (por ejemplo, calcetines) te compras más (buena solución, se lo diré a los gurús de Dirección de Operaciones), nada de mezclarlos con otras cosas; ten siempre más detergente y suavizante de sobra, que siempre llega el día que has de hacer la colada y no hay. "Espera", dije, "¿todo eso para una simple lavadora". "Pero si es muy fácil". "¿Fácil? Estás de broma, ¿no?". "No". Se me cayó el alma a los piés.

Desde entonces sigo a rajatabla todas las indicaciones, con lo que la ropa sale más o menos "viva" de mis manos, pero nunca dejo de desear que, ahora que Bill Gates ha abandonado la presidencia de Microsoft después de conseguir hacer fácil algo tan críptico como la informática de antes de los '80, dedique unos milloncejos a comprar una fábrica de lavadoras y desarrolle un "Automático" como todos esperamos.

8 comentarios:

Anónimo dijo...

La primera vez que puse una lavadora metí mis calzoncillos rojos de nochevieja dentro junto con las toallas, pues me hice con unos calzones de la suerte, no hay tia q se resista a unos gallumbos rosas.:)

Edu

** mL dijo...

jajaja, tranquilo que con el tiempo te irás relajando y un día dirás: "bah, esto lo cuelo aquí"...
y volverás a encontrarte sorpresas...
tras 10 años poniendo lavadoras sin ayuda de mi mami todavía me pasa ;)

Lunarroja dijo...

Me hubiera encantado verte delante de tan "extraña máquina".
Ahora atrévete con el lavavajillas.
;-)

Besos

Anónimo dijo...

jajajaja, eso es normal, nos pasa a tod@s pero con el tiempo es como coser y cantar.

Un beso, simplemente yo

El Lobo Feroz dijo...

Edu, no soy supersticioso en Nochevieja, así que no tengo ropa interior roja.

mL, ¿dices que después de diez años aun hay sorpresas? Dios, la que me espera. ;-)

Lunarroja, no tengo lavavajillas, pero estás invitada para el espectáculo de la siguiente colada.

Marina, me asustas: no se coser y desafino mucho.

Gracias a tod@s

Isthar dijo...

Yo puse mi primera lavadora bastante pronto, un verano que mis padres tuvieron a bien dejarme unos días sola con mi hermana, y he de decir, que tras leerme varias veces el manual de instrucciones, seguía dudando respecto a los pasos necesarios.

Y luego las grandes cuestiones existenciales de rigor: ¿Será esto blanco algodón? ¿Este color será resistente? ¿Necesito un prelavado?

Resta decir que si bien por regla general superé la prueba, una colada ha acabado teñida de rojo, otra sin centrifugar, una más arrugada de lo normal...

Para que luego digan que poner una lavadora no se nada comparado con la informática. Ya me gustaría ver a más de uno intentándolo.

De momento mis retos han ido poco a poco prosperando en estos meses, he sido capaz de montar el home cinema y que se escuche, y hasta montar un armario y poner una mampara de baño, así que sólo me queda aprender a manejar la Black & Dacker :)

Bego dijo...

En mis momentos de independencia me dejaba llevar por la intuición que me guió sabiamente.

Cuando estoy en casa (es decir con la family) me libro de tener q abusar de mi suerte.

Pero lo se, un dia volveré a ahcerlo y no debo contar conq la suerte siga considerandome una principiante a la que acompañar. Glups...

Belén Peralta dijo...

Yo estoy con ml, Lobito. Llevo quince años poniendo lavadoras y sin ningún problema... casi, pues de vez en cuando he colado algo que pensaba que no iba a dar problemas y al final ha desteñido.

¿Mi consejo? Que las prendas negras y rojas las laves por separado, porque suelen dar problemas. Y ahora hay unas toallitas que dices que las metes con la ropa y se quedan con los colores que destiñen. Yo no las he probado, pero a ver si tú...

Besos, muchos y variados,

B.