Siempre he pensado que, mientras que no se puede discutir que 2+2=4, calificar en asignaturas de Letras es más subjetivo. Esta fue una de las razones por las que siempre me han gustado más Ciencias que Letras: no me quería ver expuesto al albedrío de algún profesor amargado. La otra razón es una pesadilla que se repetía constantemente durante mi época de estudiante: llegar a un exámen que me había preparado a conciencia y quedarme con la mente más en blanco que el papel que tenía delante. Nunca me he quejado de mi memoria, que siempre me ha funcionado muy bien, pero nunca he dejado de sentir miedo por si se me olvidaba algo que, a juicio del calificador, fuera más importante de lo que me parecía a mí.
Casi había conseguido olvidarme de esa sensación, ya que entre los estudios y el trabajo no he necesitado memorizar nada salvo en contadas ocasiones, con resultado dispar que ya contaré otro día. Pero el otro día, gracias a Carome, me volvieron las pesadillas. 6 cosas que me hicieran feliz... Parece fácil, pero cuando empecé a pensarlo, no parecía venirme nada a la cabeza. Es curioso que, al menos en mi caso, sólo analizo los porqués cuando no me siento bien, para intentar no repetir, pero no cuando me siento bien para intentar repetir. Puede que sea deformación profesional. El caso es que aquí estoy, delante del PC, exprimiendome los sesos, a ver qué tal sale.
La primera es fácil: sentir esa mirada que significa todo. Me parece lo de las miradas debe ser igual de bueno que jugar al poker y perder, que ganar es ya la leche: no me suele pasar.
La satisfacción del trabajo bien hecho. No soy un fanático del trabajo, y creo que por muy enriquecedor que fuera, si el dinero me cayera del cielo haría otras cosas, pero ya que trabajo en algo que me gusta, si encima sale bien...
El recibir visitas inesperadas tampoco me ocurre a menudo, porque vivo un poco a desmano de casi todo el mundo que conozco, pero me encanta. Quizás como la gente se prodiga poco, cuando ocurre me pillan sin pastitas para el café o con la casa patas arriba, pero no hay que asustarse.
He descubierto que me encanta decidir en el último momento el destino del viaje, por ejemplo, cuando te levantas por la mañana para salir poco después.
Y en cada viaje intento descubrir un rincón desconocido; puede ser un paisaje, una calle escondida, un restaurante o simplemente un lugar cualquiera con encanto. Pero esto no siempre es posible, porque conoces demasiado el sitio, o porque no hay nada que descubrir.
Y la última, os reireis, pero es así: una noche de pijama y sofá, con un libro y buena música, o con una buena película, después de una semana de viaje por trabajo.
No ha quedado mal la lista esta. Asusta más de lo que es en realidad. Lo que me niego en redondo a hacer es intentar repasar toda la gente a la que le ha llegado este meme para no coincidir en los encargos, así que confiaré en que sea suficiente con no incluir los blogs que ya lo han publicado. Ahí van los siguientes destinatarios: Belona, Isthar, Joseph Cartephilus, Bito, DIF y Ligeia. Que aproveche....
sábado, 13 de septiembre de 2008
Una lista, ¡qué horror!
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6 comentarios:
Lobito, ya me llegó la opción de decir las 6 cosas que me hacen felices (me gusta que hayas pensado en mí... y además la primera de la lista...!! ), pero no fui incapaz de hacerla. Tú has sido más atrevido y me alegro porque has dicho cosas encantadoras. La que me ha hecho mucha gracia, que no risa, ha sido la del pijama en el sillón. No, no me río, te entiendo perfectamente, pero yo adelanto esa hora a la tarde, no me espero que sea por la noche.
También me gusta la gente que le gusta su trabajo, que encuentra un rinconcito allí por donde va, que decide en el último momento donde ir a perderse y decora la entrada de su casa con una maleta.
Bueno, saliste bien airado no???
Siempre está bien hacer estas listas. Es un buen ejercicio.
Señor Lobo, yo, humildemente, de su lista, me quedo también con la sexta. Pero lo de quedarme en pijama no sólo lo hago por las noches: yo prefiero un día entero del finde, para recuperar los bioritmos deteriorados durante la semana.
Aunque las curas de salud son espaciadas: ni las cosas van tan mal ni tampoco es cuestión de quedarse encerrada en casa los festivos.
Pues yo me quedo con la primera... soy así... (y hace poco me he dado cuenta que no quiero cambiar)
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